Doctrina de Dios "Teología Propia" 2
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La semana pasada vimos la unidad de Dios.... Hoy veremos otro de los atributos incomunicables:
La semana pasada vimos la unidad de Dios.... Hoy veremos otro de los atributos incomunicables:
2. La Incomprensibilidad de Dios.
2. La Incomprensibilidad de Dios.
En el estudio de la Confesión leímos: “Su Esencia no puede ser comprendida por nadie, sino sólo por Él mismo”. Ningún ser, excepto Él mismo puede comprender o entender completamente a Dios. Esto no quiere decir que los hombres no pueden conocer a Dios, sino que no podemos conocerlo completamente. Todos los hombres lo conocen en un sentido como vimos en ; y nosotros su pueblo, tenemos un conocimiento salvifico sobre Dios. Lo conocemos verdaderamente. Pero no le podemos conocer completamente. Lo podemos conocer en Verdad, pero no completamente como Él es.
3. La Independencia de Dios.
3. La Independencia de Dios.
La independencia de Dios se define como sigue:
La independencia de Dios se define como sigue: “la fuente o el fundamento de la existencia de Dios esta en Él mismo”. Por tanto, Dios no nos necesita a nosotros ni al resto de la creación para nada, pero nosotros y el resto de la creación le glorificamos y le damos gozo. Este atributo de Dios a veces se le llama su autoexistencia, o su aseidad (de las palabras latinas a se, que quiere decir «de sí mismo»).Este es el énfasis de las palabras de Dios cuando las zarza ardía: “Yo Soy el que Soy”. : A Jacob le dijo: “Óyeme Jacob... a quien llamé Yo mismo, Yo primero, Yo también el postrero”. “Yo soy el origen y el fin e todas las cosas.” En , también lo podemos observar. Así que vemos que Él no depende de nada ni de nadie. Sino que todas las cosas dependen de Él para su continuación y su existencia. La Biblia enseña en varios lugares que Dios no necesita de ninguna parte de la creación para existir ni por alguna otra razón. Dios es absolutamente independiente y autosuficiente. Pablo proclama a los hombres de Atenas: «El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres, ni se deja servir por manos humanas, como si necesitara de algo. Por el contrario, él es quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas» (). La implicación es que Dios no necesita nada de la humanidad. (Vea también ; .)A veces algunos han pensado que Dios creó a los seres humanos porque se sentía solo y necesitaba comunión con otras personas. Si esto fuera cierto, significaría que Dios no es completamente independiente de la creación. Significaría que tuvo que crear a las personas a fin de ser completamente feliz o completamente realizado en su existencia personal. Sin embargo, hay indicaciones específicas en las palabras de Jesús que muestran que tal idea es inexacta. En Jesús ora: «Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera». Aquí hay una indicación de que el Padre y el Hijo compartían la gloria antes de la creación. Luego, en , Jesús habla al Padre de «la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo». Había amor y comunicación entre el Padre y el Hijo antes de la creación, y en esta comunión no había ni falta ni defecto que requiriera la creación de la humanidad.Con respecto a la existencia de Dios, esta doctrina también nos recuerda que sólo Dios existe en virtud de su propia naturaleza, que él nunca fue creado y que nunca empezó a existir. Siempre fue. Esto se ve en el hecho de que todas las cosas que existen fueron hechas por él («Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas» []; esto también se afirma en ; ; ). Moisés nos dice que Dios existió antes de que hubiera cualquiera otra creación: «Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios» (). Dios siempre ha sido y siempre será exactamente lo que es. Su existencia o naturaleza no dependen de nada de la creación.El ser de Dios es también totalmente único. No es simplemente que Dios no necesita a la creación para nada; Dios no podría necesitar a la creación para nada. La diferencia entre la criatura y el Creador es una diferencia inmensamente vasta, porque Dios existe en un orden de existencia fundamentalmente diferente. No es simplemente que nosotros existimos y que Dios siempre ha existido; es también que Dios necesariamente existe en una manera infinitamente mejor, más fuerte, más excelente. La diferencia entre el ser de Dios y el nuestro es más que la diferencia entre el sol y una vela, es más que la diferencia entre el océano y una gota de lluvia, más que la diferencia entre el casco de hielo del Ártico y un copo de nieve, más que la diferencia entre el universo y el cuarto en donde estamos sentados: El ser de Dios es diferente cualitativamente. Ninguna limitación o imperfección de la creación se debe proyectar sobre nuestro pensamiento de Dios. Él es el Creador; todo lo demás es criatura. Todo lo demás puede desaparecer en un instante; él necesariamente existe para siempre.La consideración de equilibro respecto a esta doctrina es el hecho de que nosotros y el resto de la creación en efecto glorificamos a Dios y le damos gozo. Esto debe afirmarse a fin de guardarnos contra toda idea de que la independencia de Dios nos deja sin significado. Alguien pudiera preguntarse: «Si Dios no nos necesita para nada, ¿somos importantes en algún sentido? ¿Tiene algún significado nuestra existencia o a la existencia del resto de la creación?» En respuesta hay que decir que, en efecto, somos significativos porque Dios nos creó y ha determinado que debemos ser significativos para él. Esta es la definición final de significación genuina.Dios se refiere a sus hijos de todos los términos de la tierra como «todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria, al que yo hice y formé» (). Aunque Dios no tenía que crearnos, determinó hacernos en una decisión totalmente libre. Decidió crearnos para que le glorifiquemos (cf. ; ).También es verdad que podemos dar gozo y deleite real a Dios. Es uno de los hechos más sorprendentes de la Biblia que Dios en realidad se deleita en su pueblo y se regocija por ellos. Sofonías profetiza que el Señor «se deleitará en ti con gozo te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos como en los días de fiesta» (; cf. ). Dios no nos necesita para nada, y sin embargo, el hecho asombroso de nuestra existencia es que él quiere deleitarse en nosotros y permitirnos darle gozo a su corazón. Esta es la base para la significación personal en la vida del pueblo de Dios: ser significativo para Dios es ser significativo en el supremo sentido. Es inconcebible una significación personal mayor.
“la fuente o el fundamento de la existencia de Dios esta en Él mismo”. Por tanto, Dios no nos necesita a nosotros ni al resto de la creación para nada, pero nosotros y el resto de la creación le glorificamos y le damos gozo.
Este atributo de Dios a veces se le llama su autoexistencia, o su aseidad (de las palabras latinas a se, que quiere decir «de sí mismo»).
Este es el énfasis de las palabras de Dios cuando las zarza ardía: “Yo Soy el que Soy”.
: A Jacob le dijo: “Óyeme Jacob... a quien llamé Yo mismo, Yo primero, Yo también el postrero”. “Yo soy el origen y el fin e todas las cosas.”
En , también lo podemos observar.
Así que vemos que Él no depende de nada ni de nadie. Sino que todas las cosas dependen de Él para su continuación y su existencia. Dios no necesita de ninguna parte de la creación para existir ni por alguna otra razón. Dios es absolutamente independiente y autosuficiente.
Pablo proclama a los hombres de Atenas: «El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres, ni se deja servir por manos humanas, como si necesitara de algo. Por el contrario, él es quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas» ().
La implicación es que Dios no necesita nada de la humanidad. (Vea también ; .)
A veces algunos han pensado que Dios creó a los seres humanos porque se sentía solo y necesitaba comunión con otras personas. Si esto fuera cierto, significaría que Dios no es completamente independiente de la creación. Significaría que tuvo que crear a las personas a fin de ser completamente feliz o completamente realizado en su existencia personal.
Sin embargo, hay indicaciones específicas en las palabras de Jesús que muestran que tal idea es inexacta:
En Jesús ora: «Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera». Aquí hay una indicación de que el Padre y el Hijo compartían la gloria antes de la creación.
Luego, en , Jesús habla al Padre de «la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo». Había amor y comunicación entre el Padre y el Hijo antes de la creación, y en esta comunión no había ni falta ni defecto que requiriera la creación de la humanidad.Con respecto a la existencia de Dios, esta doctrina también nos recuerda que sólo Dios existe en virtud de su propia naturaleza, que él nunca fue creado y que nunca empezó a existir.
Siempre fue.
Siempre fue.
Esto se ve en el hecho de que todas las cosas que existen fueron hechas por él («Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas» []; esto también se afirma en ; ; ).
Moisés nos dice que Dios existió antes de que hubiera cualquiera otra creación: «Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios» (). Dios siempre ha sido y siempre será exactamente lo que es. Su existencia o naturaleza no dependen de nada de la creación.
El ser de Dios es también totalmente único.
El ser de Dios es también totalmente único.
No es simplemente que Dios no necesita a la creación para nada; Dios no podría necesitar a la creación para nada. La diferencia entre la criatura y el Creador es una diferencia inmensamente vasta, porque Dios existe en un orden de existencia fundamentalmente diferente. No es simplemente que nosotros existimos y que Dios siempre ha existido; es también que Dios necesariamente existe en una manera infinitamente mejor, más fuerte, más excelente.
La diferencia entre el ser de Dios y el nuestro es más que la diferencia entre el sol y una vela, es más que la diferencia entre el océano y una gota de lluvia, más que la diferencia entre el casco de hielo del Ártico y un copo de nieve, más que la diferencia entre el universo y el cuarto en donde estamos sentados: El ser de Dios es diferente cualitativamente. Ninguna limitación o imperfección de la creación se debe proyectar sobre nuestro pensamiento de Dios. Él es el Creador; todo lo demás es criatura.
Todo lo demás puede desaparecer en un instante; él necesariamente existe para siempre.
La consideración de equilibro respecto a esta doctrina es el hecho de que nosotros y el resto de la creación en efecto glorificamos a Dios y le damos gozo. Esto debe afirmarse a fin de guardarnos contra toda idea de que la independencia de Dios nos deja sin significado. Alguien pudiera preguntarse: «Si Dios no nos necesita para nada, ¿somos importantes en algún sentido? ¿Tiene algún significado nuestra existencia o a la existencia del resto de la creación?»
En respuesta hay que decir que, en efecto, somos significativos porque Dios nos creó y ha determinado que debemos ser significativos para él. Esta es la definición final de significación genuina.Dios se refiere a sus hijos de todos los términos de la tierra como «todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria, al que yo hice y formé» (). Aunque Dios no tenía que crearnos, determinó hacernos en una decisión totalmente libre. Decidió crearnos para que le glorifiquemos (cf. ; ).
También es verdad que podemos dar gozo y deleite real a Dios. Es uno de los hechos más sorprendentes de la Biblia que Dios en realidad se deleita en su pueblo y se regocija por ellos. Sofonías profetiza que el Señor «se deleitará en ti con gozo te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos como en los días de fiesta» (; cf. ).
Dios no nos necesita para nada, y sin embargo, el hecho asombroso de nuestra existencia es que él quiere deleitarse en nosotros y permitirnos darle gozo a su corazón. Esta es la base para la significación personal en la vida del pueblo de Dios: ser significativo para Dios es ser significativo en el supremo sentido. Es inconcebible una significación personal mayor.
4. Inmutabilidad.
4. Inmutabilidad.
3. Inmutabilidad.
3. Inmutabilidad.
Podemos definir la inmutabilidad de Dios como sigue:
Podemos definir la inmutabilidad de Dios como sigue: Dios es inmutable en su ser, perfecciones, propósitos y promesas; sin embargo, Dios actúa y siente emociones, y actúa y siente diferente en respuesta a circunstancias diferentes. A este atributo de Dios se le llama inmutabilidad.a. Evidencia en la Biblia. En el hallamos un contraste entre las cosas que pensamos que son permanentes, tales como la tierra o los cielos, por un lado, y Dios, por el otro. El salmista dice: En el principio tú afirmaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como un vestido. Y como ropa los cambiarás, y los dejarás de lado. Pero tú eres siempre el mismo, y tus años no tienen fin. () Dios existía antes de que fueran hechos los cielos y la tierra, y existirá mucho después de que todo haya sido destruido. Dios hace que el universo cambie, pero en contraste a este cambio él es «el mismo».Refiriéndose a sus propias cualidades de paciencia, magnanimidad y misericordia, Dios dice: «Yo, el Señor, no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido exterminados» (). Aquí Dios usa una afirmación general de su inmutabilidad para referirse a algunas maneras específicas en las que él no cambia.La definición que se dio anteriormente especifica que Dios no cambia, no de cualquier manera que pudiéramos imaginar, sino solamente de las maneras en que la misma Biblia afirma. Los pasajes bíblicos ya citados se refieren bien al propio ser de Dios y a algún atributo de su carácter. De estos podemos concluir que Dios es incambiable por lo menos respecto a su «ser», y con respecto a sus «perfecciones» (o sea, sus atributos o varios aspectos de su carácter).La definición anterior también afirma la inmutabilidad o inalterabilidad de Dios con respecto a sus propósitos. «Pero los planes del Señor quedan firmes para siempre; los designios de su mente son eternos» (). Esta afirmación general sobre el consejo de Dios recibe respaldo de varios versículos específicos que hablan de planes o propósitos individuales de Dios que él ha tenido por toda la eternidad (; ; , ; , ; ; ; ). Una vez que Dios ha determinado con certeza que va a hacer algo, su propósito no cambia y eso se cumple.Todavía más, Dios no cambia en sus promesas. Una vez que ha prometido algo, no será infiel a esa promesa. «Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?» (; cf. ).b. ¿Cambia a veces Dios de parecer? Sin embargo, cuando hablamos de que Dios no cambia en sus propósitos tal vez nos preguntemos respecto a algunos lugares de la Biblia en donde Dios dice que juzgará a su pueblo y luego, debido a la oración o al arrepentimiento del pueblo (o a ambas cosas), cedió y no los castigó como dijo que lo haría. Ejemplos de tales retraimientos del castigo incluyen la intervención exitosa de Moisés en la oración para prevenir la destrucción del pueblo de Israel (), la añadidura de otros quince años a la vida de Ezequías (), o el hecho de que cuando el pueblo se arrepintió no hizo hacer caer sobre Nínive el castigo prometido (, ). ¿No son estos casos en los que los propósitos de Dios cambiaron? es al base. De aquí podemos deducir que Dios no se arrepiente. Puede entonces haber un cambio en la obra de Dios, pero nunca en su voluntad. El puede querer una alteración, pero no alterar lo que quiere. Es posible que Dios cambie su sentencia, pero no su decreto. Ilustración: Un Rey tiene la prerrogativa de hacer que se dicte sentencia sobre un malhechor al que pretende salvar; así Dios amenazo a Ninive con la destrucción «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!» (). , pero al arrepentirse sus habitantes, el los perdonó,; en este caso, Dios cambio su sentencia, pero no su decreto. Dios respondió en forma diferente a la nueva situación, pero con todo permaneció inmutable en su ser y sus propósitos. ¿Si Dios no cambia, para que oro? El Dios que decreto mi salvación lo hizo contando con mi utilización de medios, al descuidarlos, me condeno a mi mismo.
c. La cuestión de la impasibilidad de Dios. Dios no esta sujeto a pasiones como nosotros, no es controlador por ellas - El puede amar a quien aborrece. Pero Dios, es el origen de nuestras emociones y que creó nuestras emociones, claro que siente emociones: Dios se regocija (), siente aflicción (; ), su ira arde contra sus enemigos (), se compadece de sus hijos (), ama con amor eterno (; ). Es un Dios cuyas pasiones habremos de imitar por toda la eternidad: nosotros, como nuestro Creador, aborrecemos el pecado y nos deleitamos en la justicia.
d. Dios es a la vez infinito y personal. A diferencia de otros sistemas de teología, la Biblia enseña que Dios es a la vez infinito y personal. Es infinito en que no está sujeto a ninguna de las limitaciones de la humanidad, o de la creación en general; es mucho más grande que todo lo que ha hecho, mucho más grande que todo lo demás que existe. Pero también es personal: interactúa con nosotros como persona, y podemos relacionarnos con él como personas. Podemos orarle, adorarle, obedecerle y amarle, y él puede hablarnos, regocijarse en nosotros y amarnos.Aparte de la verdadera religión que se halla en la Biblia, ningún sistema de religión tiene un Dios que es a la vez infinito y personal. Por ejemplo, los dioses de la mitología antigua griega y romana eran personales (interactuaban frecuentemente con la gente), pero no eran infinitos: tenían debilidades y caídas morales frecuentes, incluso rivalidades insulsas. Por otro lado, el deísmo pinta a un Dios que es infinito pero demasiado distante del mundo para intervenir personalmente en él. Similarmente, el panteísmo sostiene que Dios es infinito (puesto que se piensa que todo el universo es Dios), pero tal Dios no puede ser personal ni relacionarse con nosotros como personas.Muchas de las objeciones que se levantan contra el cristianismo bíblico tratan de negar una u otra de estas verdades. Algunos dicen que si Dios es infinito no puede ser personal, o dicen que si Dios es personal no puede ser infinito. La Biblia enseña que Dios es a la vez infinito y personal. Debemos afirmar tanto que Dios es infinito (o ilimitado) con respecto al cambio que ocurre en el universo (nada cambiará el ser, ni las perfecciones, propósitos o promesas de Dios), y que Dios también es personal, y que se relaciona con nosotros en forma personal y nos considera valiosos.
e. Importancia de la inmutabilidad de Dios. Si hacemos un alto para imaginarnos lo que sería si Dios pudiera cambiar, la importancia de esta doctrina se hace más clara. Por ejemplo, si Dios pudiera cambiar (en su ser, perfecciones, propósitos o promesas), cualquier cambio pudiera ser para bien o para mal. Pero si Dios cambia para bien, no era lo mejor que podía ser cuando confiamos en él. Y, ¿cómo podríamos estar seguros ahora de que es lo mejor que puede ser? Pero si Dios pudiera cambiar para mal (en su mismo ser), ¿qué clase de Dios pudiera volverse? ¿Podría convertirse, por ejemplo, en un poquito malo antes que en totalmente bueno? Si pudiera volverse un poquito malo, ¿cómo sabemos que no va a cambiar para hacerse más malo, o totalmente malo? Es difícil imaginarse un pensamiento más aterrador. ¿Cómo podríamos jamás confiar en un Dios que pudiera cambiar? ¿Cómo podríamos entregarle nuestra vida?Además, si Dios pudiera cambiar respecto a sus propósitos, ¿cómo podemos confiar en la promesa de Dios, por ejemplo, de que Jesús volverá para reinar sobre un nuevo cielo y una nueva tierra? Si Dios puede cambiar sus propósitos, tal vez ya ha abandonado ese plan a estas alturas, y nuestra esperanza en el retorno de Jesús es vana. O, si Dios pudiera cambiar respecto a sus promesas, ¿cómo podríamos confiar en él completamente en cuanto a la vida eterna, o para todo lo demás que la Biblia dice?Una breve reflexión como esta muestra cuán absolutamente importante es la doctrina de la inmutabilidad de Dios. Si Dios no es inmutable, la base total de nuestra fe empieza a desmoronarse, y nuestra comprensión del universo empieza a deshilvanarse. Esto se debe a que nuestra fe, esperanza y conocimiento depende a fin de cuentas de una persona que es infinitamente digna de confianza, porque es absoluta y eternamente inmutable en su ser, perfecciones, propósito y promesas.-------------3. Eternidad. La eternidad de Dios se puede definir como sigue: Dios no tiene principio, ni fin, ni sucesión de momentos en su propio ser, y ve todos los tiempos con la misma agudeza; sin embargo, ve los acaecimientos en el tiempo y actúa en el tiempo.A veces a esta doctrina se le llama doctrina de la infinitud de Dios con respecto al tiempo. Ser «infinito» es ser ilimitado, y esta doctrina enseña que el tiempo no limita a Dios ni le cambia de ninguna manera.a. Dios es atemporal en su propio ser. El hecho de que Dios no tiene ni principio ni fin se ve en el : «Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios». Similarmente, en Eliú dice de Dios: «¡Incontable es el número de sus años!»La eternidad de Dios también la sugieren pasajes que hablan del hecho de que Dios siempre es o siempre existe. «Yo soy el Alfa y la Omega—dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso» (; cf. 4:8).El hecho de que Dios nunca empezó a existir también se puede deducir del hecho de que Dios creó todas las cosas y que él es en sí mismo un espíritu inmaterial. Antes de que Dios hiciera el universo no había materia, pero entonces él creó todas las cosas (; ; ; ; ). El estudio de la física nos dice que la materia, el tiempo y el espacio deben ocurrir juntos: si no hay materia no puede haber ni espacio ni tiempo. Así que antes de que Dios creara el universo no había «tiempo», por lo menos no en el sentido de una sucesión de momentos consecutivos. Por consiguiente, cuando Dios creó el universo, también creó el tiempo. Pero antes de que hubiera un universo, y antes de que hubiera tiempo, Dios siempre existía, sin principio y sin ser influido por el tiempo.En algunos lugares la Biblia habla de que Dios existía o actuaba «antes» de que existiera la creación o el tiempo. El habla de Dios «antes que nacieran los montes» y «[antes] que crearas la tierra y el mundo». dice que Dios nos escogió en Cristo«antes de la creación del mundo». Más notablemente dice esto:¡Al único Dios, nuestro Salvador … sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad, por medio de Jesucristo nuestro Señor, antes de todos los siglos, ahora y para siempre! Amén.Aquí Judas atribuye gloria, majestad, dominio y autoridad a Dios «antes de todo el tiempo. Es significativo que los tres descriptivos que usa Judas indican una secuencia de pasado, presente y futuro («antes de todo el tiempo», «ahora», «para siempre»), indicando así que la frase está traducida correctamente como «antes de todo el tiempo».Los pasajes bíblicos antedichos, y el hecho de que Dios siempre existió, incluso antes de que hubiera tiempo, se combinan para indicarnos que el propio ser de Dios no tiene sucesión de momentos o ningún progreso de un estado de existencia a otro. Para Dios toda su existencia siempre es de alguna manera «presente», aunque hay que reconocer que para nosotros la idea es extremadamente difícil de entender, porque es una clase de existencia diferente de la que nosotros experimentamos.b. Dios ve todo tiempo con la misma agudeza. Leemos en el : «Mil años, para ti, son como el día de ayer, que ya pasó; son como unas cuantas horas de la noche». En el Nuevo Testamento Pedro nos dice «que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día» (). Estos versículos en conjunto nos ayudan a imaginarnos la manera en que Dios ve el tiempo. Por un lado Dios ve mil años «como el día de ayer». Él puede recordar con detalles todo lo acaecido hace mil años por lo menos tan claramente como nosotros podemos recordar lo que sucedió «ayer». Cuando nos damos cuenta de que «mil años» no implica que Dios se olvida de las cosas después de mil cien o mil doscientos años, sino que solo es una figura de dicción para denotar un período de tiempo extremadamente largo, tan largo como podamos imaginarlo, se hace evidente que toda la historia pasada Dios la ve con perfecta claridad y viveza: todo el tiempo desde la creación es para Dios como si acabara de ocurrir.Por otro lado, para Dios «un día es como mil años»; o sea, cualquier día desde la perspectiva de Dios parece durar «mil años». Es como si el día nunca terminara, sino que siempre está siendo experimentado. De nuevo, puesto que «mil años» es una figura de dicción que quiere decir «toda la extensión de tiempo que podamos imaginar», o «toda la historia», podemos decir a partir de este versículo que en su conciencia y por la eternidad cualquier día le parece a Dios como presente. Estas dos afirmaciones juntas muestran una asombrosa manera de ver el tiempo: toda la amplitud de la historia es tan vívida como si fuera un breve hecho que acaba de suceder, pero cualquier breve hecho ¡es como si durara para siempre! Ningún acontecimiento se diluye de la conciencia de Dios. Podemos concluir, por consiguiente, que Dios ve y sabe con igual intensidad todos los acontecimientos pasados, presentes y futuros.Podemos imaginarnos la relación de Dios con el tiempo como lo indica la figura 4.1. Este diagrama tiene el propósito de mostrar que Dios creó el tiempo y es Señor del tiempo. Por consiguiente puede ver todos los acontecimientos con igual intensidad, y sin embargo, puede ver los acontecimientos en el tiempo y actuar en el tiempo.Relación de Dios con el tiempofigura 4.1El diagrama también preludia la explicación que sigue, puesto que indica que Dios sabe los hechos del futuro, incluso el infinitamente largo futuro eterno. Con respecto al futuro, Dios frecuentemente dice por los profetas del Antiguo Testamento que solamente él sabe y puede declarar acontecimientos futuros. Leemos en Isaías:Yo soy Dios, y no hay ningún otro,yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí.Yo anuncio el fin desde el principio;desde los tiempos antiguos, lo que está por venir.Yo digo: Mi propósito se cumplirá,y haré todo lo que deseo ().4Así que Dios de cierta manera está por encima del tiempo y es capaz de verlo todo como presente en su consciencia.c. Dios ve los hechos en el tiempo y actúa en el tiempo. Sin embargo, debemos guardarnos en contra de malos entendidos completando la definición de la eternidad de Dios: «sin embargo, Dios ve los hechos en el tiempo y actúa en el tiempo». Pablo escribe: «Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley» (). Dios observó claramente y sabía exactamente lo que estaba sucediendo en su creación conforme los hechos se sucedían en el tiempo. Podemos decir que Dios observaba el progreso del tiempo conforme los hechos se sucedían en su creación. Entonces, en el momento apropiado, «cuando se cumplió el plazo», Dios envió a su Hijo al mundo. No debemos pensar que Dios ve todos los acontecimientos como si se sucedieran al mismo tiempo, ni que no sabe la diferencia entre las cosas que sucedieron en 2000 a.C. (la vida de Abraham), en 1000 a.C. (la vida de David), en 30 d.C. (la muerte de Cristo), y en 1998 d.C. (el año en que estoy escribiendo la página de este libro), y entre esta mañana y esta tarde.Es evidente en toda la Biblia que Dios actúa dentro del tiempo y actúa diferente en diferentes puntos del tiempo. Verdaderamente, el énfasis repetido en la capacidad de Dios para predecir el futuro en los profetas del Antiguo Testamento nos exige que nos demos cuenta de que Dios predice sus acciones en un punto del tiempo y luego actúa en un punto posterior del tiempo. En una escala mayor, la Biblia entera, desde Génesis a Apocalipsis, es el historial de Dios y la manera en que ha actuado a través del tiempo a fin de dar redención a su pueblo.Debemos, por consiguiente, afirmar ambas cosas: que Dios no tiene sucesión de momentos en su propio ser y ve toda la historia con igual viveza, y que en su creación ve la sucesión de eventos con el correr del tiempo y actúa diferente en diferentes puntos del tiempo. Dicho de una manera más breve, él es el Señor que creó el tiempo y que lo gobierna y lo usa para sus propios propósitos. Dios puede actuar en el tiempo porque es el Señor del tiempo.4. Omnipresencia. Así como Dios es ilimitado e infinito con respecto al tiempo, es ilimitado con respecto al espacio. A esta característica de la naturaleza de Dios se le llama omnipresencia de Dios (el prefijo latino omni quiere decir «todo»). La omnipresencia de Dios se puede definir como sigue: Dios no tiene ni tamaño ni dimensiones espaciales, y está presente en todo punto del espacio con todo su ser, y sin embargo, Dios actúa diferente en diferentes lugares.El hecho de que Dios es el Señor del espacio y no puede ser limitado por el espacio es evidente primero por el hecho de que él lo creó, porque la creación del mundo material () implica igualmente la creación del espacio. Moisés le recordó al pueblo el señorío de Dios sobre el espacio: «Al Señor tu Dios le pertenecen los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella» ().a. Dios está presente en todas partes. Sin embargo, hay también pasajes específicos que hablan de la presencia de Dios en todas partes del espacio. Leemos en Jeremías que el Señor dice: «¿Soy acaso Dios sólo de cerca? ¿No soy Dios también de lejos?… ¿Podrá el hombre hallar un escondite donde yo no pueda encontrarlo?… ¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra?» (). Dios aquí está regañando a los profetas que piensan que sus palabras o pensamientos están escondidos de Dios. Él está en todas partes y llena cielos y tierra.David expresa hermosamente la omnipresencia de Dios:¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu?¿A dónde podría huir de tu presencia?Si subiera al cielo,allí estás tú;si tendiera mi lecho en el fondo del abismo,también estás allí.Si me elevara sobre las a las del alba,o me estableciera en los extremos del mar,aun allí tu mano me guiaría,¡me sostendría tu mano derecha!()No hay ninguna parte en el universo, ni en tierra ni en mar, ni en el cielo ni en el infierno, adonde uno pueda huir de la presencia de Dios.Debemos también notar que no hay indicación de que sencillamente una parte de Dios está en un lugar y otra parte de él en otro. Es Dios mismo que estaba presente dondequiera que David pudiera ir. No podemos decir que algo de Dios o solo una parte de Dios está presente, porque eso sería pensar en cuanto a su ser en términos espaciales, como si estuviera limitado por el espacio. Parece más apropiado decir que Dios está presente con todo su ser en toda parte del espacio. Para nosotros es difícil imaginar eso, porque el ser de Dios es cualitativamente diferente de todo en la creación.b. Dios no tiene dimensiones espaciales. Si bien parece necesario decir que todo el ser de Dios está presente en toda parte del espacio, o en todo punto en el espacio, también es necesario decir que ningún espacio puede contener a Dios, por grande que sea. Salomón dice en su oración a Dios: «Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!» (). Los cielos y los cielos más altos no pueden contener a Dios; ni el espacio más grande imaginable puede contenerlo (cf. ; ).Debemos guardarnos de que Dios se extiende infinitamente en todas direcciones de modo que existe en una especie de espacio infinito e interminable. Tampoco debemos pensar que Dios es algo así como un «espacio más grande» o un área más grande que rodea el espacio del universo que conocemos. Todas estas ideas sitúan a Dios en términos espaciales, como si simplemente fuera un ser extremadamente grande. Más bien, debemos tratar de no pensar en Dios en términos de tamaño o dimensiones espaciales. Dios es un ser que existe sin tamaño ni dimensiones de espacio.También debemos tener cuidado de no pensar que Dios es equivalente a alguna parte de la creación o a toda ella. El panteísta cree que todo es Dios, y que Dios es todo lo que existe. La perspectiva bíblica es más bien que Dios está presente en toda su creación, pero también que es algo aparte de su creación. ¿Cómo puede ser esto? La analogía de una esponja llena de agua no es perfecta, pero útil. El agua está presente en todas las partes de la esponja, pero el agua sigue siendo algo completamente distinto de la esponja. Esta analogía no sirve en pequeños puntos de la esponja, en donde podríamos decir que hay esponja en alguna parte pero no agua, o agua pero no esponja. Sin embargo, esto se debe a que la analogía está tratando con dos materiales que tienen características y dimensiones espaciales, en tanto que Dios no las tiene.c. Dios puede estar presente para castigar, sustentar o bendecir. La idea de la omnipresencia de Dios a veces es un problema para algunos que se preguntan cómo puede estar presente, por ejemplo, en el infierno. ¿No es el infierno lo opuesto de la presencia de Dios o la ausencia de Dios? Esta dificultad se puede resolver al percatarse de que Dios está presente de diferentes maneras en diferentes lugares. Otra manera de entender esto es decir que Dios actúa en forma diferente en diferentes lugares de su creación. A veces Dios está presente para castigar, y pareciera que así es como Dios está presente en el infierno. Un aterrador pasaje de Amós pinta vívidamente esta presencia de Dios juzgando:Ni uno solo escapará,ninguno saldrá con vida.Aunque se escondan en lo profundo del sepulcro,de allí los sacará mi mano.Aunque suban hasta el cielo,de allí los derribaré.Aunque se oculten en la cumbre del Carmelo,allí los buscaré y los atraparé.Aunque de mí se escondan en el fondo del mar,allí ordenaré a la serpiente que los muerda.Aunque vayan al destierro arriados por sus enemigos,allí ordenaré que los mate la espada.Para mal, y no para bien,fijaré en ellos mis ojos. ()En otras ocasiones Dios está presente, no para castigar ni para bendecir, sino para sustentar, o para mantener el universo en existencia y funcionando de la manera en que él propuso que funcionara. En este sentido la naturaleza divina de Cristo está presente en todas partes: «Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente» (). El autor de Hebreos dice que Dios Hijo (continuamente) «sostiene todas las cosas con su palabra poderosa» ().Sin embargo, en otras ocasiones y lugares Dios está presente para bendecir. David dice: «Me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha» (). Aquí David no habla de la presencia de Dios para castigar ni solo para sostener, sino de la presencia de Dios para bendecir.Aquí debemos reconocer que podemos usar las mismas palabras de diferentes maneras. A veces cuando hablamos de que Dios está «presente» simplemente queremos decir que su ser es omnipresente en el universo. Pero en otras ocasiones cuando decimos que Dios está «presente» queremos decir que está presente para dar bendición, o darle a su pueblo una conciencia positiva de su presencia. De hecho, la mayoría de las veces en que la Biblia habla de la presencia de Dios se refiere a la presencia de Dios para dar bendición. Por ejemplo, así es como debemos entender la presencia de Dios sobre el arca del pacto en el Antiguo Testamento. Leemos del «arca del pacto del Señor Todopoderoso, que reina entre los querubines» (; cf. ), que es una referencia al hecho de que Dios dio a conocer su presencia y actuó de una manera especial para bendecir y proteger a su pueblo en el lugar que había designado como su trono, es decir, el lugar encima de las dos figuras de oro de los seres celestiales («querubines») que estaban sobre la tapa del arca del pacto. No es que Dios no haya estado presente en todo otro lugar, sino más bien que dio a conocer su presencia de manera especial allí y allí manifestó de manera especial su carácter y dio bendición a su pueblo. Es en este sentido que los autores bíblicos por lo general se refieren a la «presencia» de Dios.En una expresión paralela, cuando la Biblia habla de que Dios estaba «lejos» por lo general quiere decir que «no está presente para bendecir». Por ejemplo, dice: «Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios», y declara: «El Señor se mantiene lejos de los impíos, pero escucha las oraciones de los justos». Estos versículos no quieren decir que Dios no esté allí de ninguna manera, sino que no está allí para dar bendición al pueblo y dar evidencia de su presencia.En resumen, Dios está presente en todas partes del espacio con todo su ser, y sin embargo, Dios actúa en forma diferente en diferentes lugares. Es más, cuando la Biblia habla de la presencia de Dios por lo general no se refiere a su omnipresencia en todo punto, ni a su presencia para castigar o sustentar. Más bien, por lo general quiere indicar su presencia para bendecir, y es totalmente normal que nuestro hablar se ajuste al uso bíblico.Herman Bavinck, en The Doctrine of God, cita un hermoso párrafo que ilustra la aplicación práctica de la doctrina de la omnipresencia de Dios.Cuando usted quiere hacer algo malo, se retira del público a su casa donde ningún enemigo puede verlo; de estos lugares de su casa que están abiertos y visibles a los ojos de los hombres usted se aleja a su propio dormitorio; incluso en su cuarto uno teme algún testigo de otro sector; se retira a su propio corazón, y allí medita: él está más interno que su corazón. Adondequiera, por consiguiente, que usted haya huido, él está allí. De usted mismo, ¿adónde puede huir? ¿No se seguirá usted mismo adondequiera que huya? Pero puesto que hay uno más dentro incluso que usted mismo, no hay lugar donde usted pueda huir de un Dios colérico sino a un Dios reconciliador. No hay absolutamente ningún lugar adonde usted pueda huir. ¿Va a huir de él? Huya hacia él.54 Una lista de pasajes bíblicos en los que se indica que Dios sabía lo que iba a pasar en el futuro contendría varios cientos de versículos. Por esto él demuestra que es el único Dios verdadero.5 Herman Bavinck, The Doctrine of God, trad. por William Hendriksen, Banner of Truth, Edinburgh, 1977, reimpresión de la ed. de 1951, p.164. Esta cita aparece en el libro sin indicación de su fuente.Grudem, W. (2005). Doctrina Bíblica: Enseñanzas esenciales de la fe cristiana (pp. 74–81). Miami, FL: Editorial Vida.
Dios es inmutable en su ser, perfecciones, propósitos y promesas..
a. Evidencia en la Biblia.
Dios es inmutable en su ser: En el principio tú afirmaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como un vestido. Y como ropa los cambiarás, y los dejarás de lado. Pero tú eres siempre el mismo, y tus años no tienen fin. () Aquí tenemos un contraste entre las cosas que pensamos que son permanentes, tales como la tierra o los cielos, por un lado, y Dios, por el otro. Dios existía antes de que fueran hechos los cielos y la tierra, y existirá mucho después de que todo haya sido destruido. Dios hace que el universo cambie, pero en contraste a este cambio él es «el mismo».
El salmista dice: En el principio tú afirmaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como un vestido. Y como ropa los cambiarás, y los dejarás de lado. Pero tú eres siempre el mismo, y tus años no tienen fin. ()
Dios existía antes de que fueran hechos los cielos y la tierra, y existirá mucho después de que todo haya sido destruido. Dios hace que el universo cambie, pero en contraste a este cambio él es «el mismo».
Refiriéndose a sus propias cualidades de paciencia, magnanimidad y misericordia, Dios dice: «Yo, el Señor, no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido exterminados» (). Dios es incambiable en su «ser», y con respecto a sus «perfecciones» (o sea, sus atributos o varios aspectos de su carácter).
Dios no cambia, no de cualquier manera que pudiéramos imaginar, sino solamente de las maneras en que la misma Biblia afirma. Los pasajes bíblicos ya citados se refieren bien al propio ser de Dios y a algún atributo de su carácter.
De estos podemos concluir que Dios es incambiable en su «ser», y con respecto a sus «perfecciones» (o sea, sus atributos o varios aspectos de su carácter).
Refiriéndose a sus propias cualidades de paciencia, magnanimidad y misericordia, Dios dice: «Yo, el Señor, no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido exterminados» (). Dios es incambiable en su «ser», y con respecto a sus «perfecciones» (o sea, sus atributos o varios aspectos de su carácter).
Dio es inmutable en sus propósitos: «Pero los planes del Señor quedan firmes para siempre; los designios de su mente son eternos» (). Una vez que Dios ha determinado con certeza que va a hacer algo, su propósito no cambia y eso se cumple. (; ; , ; , ; ; ; )
Dio es inmutable en sus propósitos: «Pero los planes del Señor quedan firmes para siempre; los designios de su mente son eternos» (). .
Esta afirmación general sobre el consejo de Dios recibe respaldo de varios versículos específicos que hablan de planes o propósitos individuales de Dios que él ha tenido por toda la eternidad (; ; , ; , ; ; ; ). Una vez que Dios ha determinado con certeza que va a hacer algo, su propósito no cambia y eso se cumple.Todavía más, Dios no cambia en sus promesas. Una vez que ha prometido algo, no será infiel a esa promesa. «Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?» (; cf. ).b. ¿Cambia a veces Dios de parecer? Sin embargo, cuando hablamos de que Dios no cambia en sus propósitos tal vez nos preguntemos respecto a algunos lugares de la Biblia en donde Dios dice que juzgará a su pueblo y luego, debido a la oración o al arrepentimiento del pueblo (o a ambas cosas), cedió y no los castigó como dijo que lo haría. Ejemplos de tales retraimientos del castigo incluyen la intervención exitosa de Moisés en la oración para prevenir la destrucción del pueblo de Israel (), la añadidura de otros quince años a la vida de Ezequías (), o el hecho de que cuando el pueblo se arrepintió no hizo hacer caer sobre Nínive el castigo prometido (, ).
Una vez que Dios ha determinado con certeza que va a hacer algo, su propósito no cambia y eso se cumple. (; ; , ; , ; ; ; )
Dios no cambia en sus promesas. Una vez que ha prometido algo, no será infiel a esa promesa. «Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?» (; cf. ).
¿Cambia a veces Dios de parecer?
¿Cambia a veces Dios de parecer?
Hay algunos lugares de la Biblia en donde Dios dice que juzgará a su pueblo y luego, debido a la oración o al arrepentimiento del pueblo (o a ambas cosas), cedió y no los castigó como dijo que lo haría. Ejemplos:
Ejemplos de tales retraimientos del castigo incluyen la intervención exitosa de Moisés en la oración para prevenir la destrucción del pueblo de Israel (), la añadidura de otros quince años a la vida de Ezequías (), o el hecho de que cuando el pueblo se arrepintió no hizo hacer caer sobre Nínive el castigo prometido (, ).
La intervención exitosa de Moisés en la oración para prevenir la destrucción del pueblo de Israel (),
La añadidura de otros quince años a la vida de Ezequías (),
C
Cuando el pueblo se arrepintió no hizo hacer caer sobre Nínive el castigo prometido (, ).
¿No son estos casos en los que los propósitos de Dios cambiaron?
es al base. De aquí podemos deducir que Dios no se arrepiente. Los demás textos los debemos examinar a la luz de este texto claro - Con la Pre- suposición de que no hay contradicción en la biblia. Podemos concluir a la luz de esto que:
Puede haber un cambio en la obra de Dios, pero nunca en su voluntad.
El puede querer una alteración, pero no alterar lo que quiere.
Es posible que Dios cambie su sentencia, pero no su decreto.
Ilustración: Un Rey tiene la prerrogativa de hacer que se dicte sentencia sobre un malhechor al que pretende salvar; así Dios amenazo a Ninive con la destrucción «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!» (). Pero al arrepentirse sus habitantes, el los perdonó; en este caso, Dios cambio su sentencia, pero no su decreto. Dios respondió en forma diferente a la nueva situación, pero con todo permaneció inmutable en su ser y sus propósitos.
La mutabilidad denota debilidad y esta no se encuentra en Dios “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (, RVR60). Los hombres cambian en sus principios, en sus resoluciones, en sus formas de pensar, en sus sentimientos, pero Dios no cambia. ¿Porque buscaremso algo de estabilidad en la criatura?
Las cosas se desgastan, las perdemos, pero nuestro Dios es inmutable, nunca muere. “Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.” (, RVR60) Su amor es permanente, su misericordia es eterna, nunca nos dejaría de amar, el núnca nos desampara.
Si ponemos nuestra confianza en Dios seremos como una roca inamovible en el mar.
¿Si Dios no cambia, para que oramos?
¿Si Dios no cambia, para que oramos?
El Dios que decreto mi salvación lo hizo contando con mi utilización de medios, al descuidarlos, me condeno a mi mismo. El decreto de Dios no debe hacernos abandonar nuestros santos esfuerzos.
La cuestión de la impasibilidad de Dios.
La cuestión de la impasibilidad de Dios.
Dios no esta sujeto a pasiones como nosotros, no es controlador por ellas - El puede amar a quien aborrece. Pero Dios, es el origen de nuestras emociones y que creó nuestras emociones, claro que siente emociones: Dios se regocija (), siente aflicción (; ), su ira arde contra sus enemigos (), se compadece de sus hijos (), ama con amor eterno (; ). Es un Dios cuyas pasiones habremos de imitar por toda la eternidad: nosotros, como nuestro Creador, aborrecemos el pecado y nos deleitamos en la justicia.
Dios es a la vez infinito y personal.
Dios es a la vez infinito y personal.
La Biblia enseña que Dios es a la vez infinito (Trascendente)).
No está sujeto a ninguna de las limitaciones de la humanidad, o de la creación en general; es mucho más grande que todo lo que ha hecho, mucho más grande que todo lo demás que existe.
Pero también es personal (Inmanente):
interactúa con nosotros como persona, y podemos relacionarnos con él como personas. Podemos orarle, adorarle, obedecerle y amarle, y él puede hablarnos, regocijarse en nosotros y amarnos.
Aparte de la verdadera religión que se halla en la Biblia, ningún sistema de religión tiene un Dios que es a la vez infinito y personal. Por ejemplo, los dioses de la mitología antigua griega y romana eran personales (interactuaban frecuentemente con la gente), pero no eran infinitos: tenían debilidades y caídas morales frecuentes, incluso rivalidades insulsas.
Por otro lado, el deísmo pinta a un Dios que es infinito pero demasiado distante del mundo para intervenir personalmente en él.
Similarmente, el panteísmo sostiene que Dios es infinito (puesto que se piensa que todo el universo es Dios), pero tal Dios no puede ser personal ni relacionarse con nosotros como personas.
Muchas de las objeciones que se levantan contra el cristianismo bíblico tratan de negar una u otra de estas verdades. Algunos dicen que si Dios es infinito no puede ser personal, o dicen que si Dios es personal no puede ser infinito.
La Biblia enseña que Dios es a la vez infinito y personal. Debemos afirmar tanto que Dios es infinito (o ilimitado) con respecto al cambio que ocurre en el universo (nada cambiará el ser, ni las perfecciones, propósitos o promesas de Dios), y que Dios también es personal, y que se relaciona con nosotros en forma personal y nos considera valiosos - Interactúa con sus creaturas.
La Importancia de la inmutabilidad de Dios.
La Importancia de la inmutabilidad de Dios.
Si hacemos un alto para imaginarnos lo que sería si Dios pudiera cambiar, la importancia de esta doctrina se hace más clara.
Por ejemplo, si Dios pudiera cambiar (en su ser, perfecciones, propósitos o promesas), cualquier cambio pudiera ser para bien o para mal. Pero si Dios cambia para bien, no era lo mejor que podía ser cuando confiamos en él. Y, ¿cómo podríamos estar seguros ahora de que es lo mejor que puede ser?
Pero si Dios pudiera cambiar para mal (en su mismo ser), ¿qué clase de Dios pudiera volverse? ¿Podría convertirse, por ejemplo, en un poquito malo antes que en totalmente bueno? Si pudiera volverse un poquito malo, ¿cómo sabemos que no va a cambiar para hacerse más malo, o totalmente malo? Es difícil imaginarse un pensamiento más aterrador. ¿Cómo podríamos jamás confiar en un Dios que pudiera cambiar? ¿Cómo podríamos entregarle nuestra vida?
Además, si Dios pudiera cambiar respecto a sus propósitos, ¿cómo podemos confiar en la promesa de Dios, por ejemplo, de que Jesús volverá para reinar sobre un nuevo cielo y una nueva tierra? Si Dios puede cambiar sus propósitos, tal vez ya ha abandonado ese plan a estas alturas, y nuestra esperanza en el retorno de Jesús es vana.
O, si Dios pudiera cambiar respecto a sus promesas, ¿cómo podríamos confiar en él completamente en cuanto a la vida eterna, o para todo lo demás que la Biblia dice?
Una breve reflexión como esta muestra cuán absolutamente importante es la doctrina de la inmutabilidad de Dios. Si Dios no es inmutable, la base total de nuestra fe empieza a desmoronarse, y nuestra comprensión del universo empieza a deshilvanarse. Esto se debe a que nuestra fe, esperanza y conocimiento depende a fin de cuentas de una persona que es infinitamente digna de confianza, porque es absoluta y eternamente inmutable en su ser, perfecciones, propósito y promesas.
5. Eternidad.
5. Eternidad.
La eternidad de Dios se puede definir como sigue:
Dios no tiene principio, ni fin, ni sucesión de momentos en su propio ser, y ve todos los tiempos con la misma agudeza; sin embargo, ve los acaecimientos en el tiempo y actúa en el tiempo.
A veces a esta doctrina se le llama doctrina de la infinitud de Dios con respecto al tiempo. Ser «infinito» es ser ilimitado, y esta doctrina enseña que el tiempo no limita a Dios ni le cambia de ninguna manera.
a. Dios es atemporal en su propio ser.
: «Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios».
Eliú dice de Dios: «¡Incontable es el número de sus años!»
Dios siempre es o siempre existe. «Yo soy el Alfa y la Omega—dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso» (; cf. 4:8).
El hecho de que Dios nunca empezó a existir también se puede deducir del hecho de que Dios creó todas las cosas y que él es en sí mismo un espíritu inmaterial. Antes de que Dios hiciera el universo no había materia, pero entonces él creó todas las cosas (; ; ; ; ).
El estudio de la física nos dice que la materia, el tiempo y el espacio deben ocurrir juntos: si no hay materia no puede haber ni espacio ni tiempo. Así que antes de que Dios creara el universo no había «tiempo», por lo menos no en el sentido de una sucesión de momentos consecutivos.
Por consiguiente, cuando Dios creó el universo, también creó el tiempo. Pero antes de que hubiera un universo, y antes de que hubiera tiempo, Dios siempre existía, sin principio y sin ser influido por el tiempo.
En algunos lugares la Biblia habla de que Dios existía o actuaba «antes» de que existiera la creación o el tiempo. El habla de Dios «antes que nacieran los montes» y «[antes] que crearas la tierra y el mundo». dice que Dios nos escogió en Cristo«antes de la creación del mundo».
Más notablemente dice esto:¡Al único Dios, nuestro Salvador … sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad, por medio de Jesucristo nuestro Señor, antes de todos los siglos, ahora y para siempre! Amén. Aquí Judas atribuye gloria, majestad, dominio y autoridad a Dios «antes de todo el tiempo.
Es significativo que los tres descriptivos que usa Judas indican una secuencia de pasado, presente y futuro («antes de todo el tiempo», «ahora», «para siempre»), indicando así que la frase está traducida correctamente como «antes de todo el tiempo».
Los pasajes bíblicos antedichos, y el hecho de que Dios siempre existió, incluso antes de que hubiera tiempo, se combinan para indicarnos que el propio ser de Dios no tiene sucesión de momentos o ningún progreso de un estado de existencia a otro. Para Dios toda su existencia siempre es de alguna manera «presente», aunque hay que reconocer que para nosotros la idea es extremadamente difícil de entender, porque es una clase de existencia diferente de la que nosotros experimentamos.
b. Dios ve todo tiempo con la misma agudeza.
Leemos en el : «Mil años, para ti, son como el día de ayer, que ya pasó; son como unas cuantas horas de la noche».
Pedro nos dice «que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día» ().
Estos versículos en conjunto nos ayudan a imaginarnos la manera en que Dios ve el tiempo. Por un lado Dios ve mil años «como el día de ayer». Él puede recordar con detalles todo lo acaecido hace mil años por lo menos tan claramente como nosotros podemos recordar lo que sucedió «ayer».
Cuando nos damos cuenta de que «mil años» no implica que Dios se olvida de las cosas después de mil cien o mil doscientos años, sino que solo es una figura de dicción para denotar un período de tiempo extremadamente largo, tan largo como podamos imaginarlo, se hace evidente que toda la historia pasada Dios la ve con perfecta claridad y viveza: todo el tiempo desde la creación es para Dios como si acabara de ocurrir.
Por otro lado, para Dios «un día es como mil años»; o sea, cualquier día desde la perspectiva de Dios parece durar «mil años». Es como si el día nunca terminara, sino que siempre está siendo experimentado. De nuevo, puesto que «mil años» es una figura de dicción que quiere decir «toda la extensión de tiempo que podamos imaginar», o «toda la historia», podemos decir a partir de este versículo que en su conciencia y por la eternidad cualquier día le parece a Dios como presente.
Estas dos afirmaciones juntas muestran una asombrosa manera de ver el tiempo: toda la amplitud de la historia es tan vívida como si fuera un breve hecho que acaba de suceder, pero cualquier breve hecho ¡es como si durara para siempre! Ningún acontecimiento se diluye de la conciencia de Dios.
Podemos concluir, por consiguiente, que Dios ve y sabe con igual intensidad todos los acontecimientos pasados, presentes y futuros. Podemos imaginarnos la relación de Dios con el tiempo como a alguien viendo una procesión desde una colina. Dios puede ver los acontecimientos en el tiempo y actuar en el tiempo.
Este diagrama tiene el propósito de mostrar que Dios creó el tiempo y es Señor del tiempo. Por consiguiente puede ver todos los acontecimientos con igual intensidad, y sin embargo, puede ver los acontecimientos en el tiempo y actuar en el tiempo.Relación de Dios con el tiempofigura 4.1El diagrama también preludia la explicación que sigue, puesto que indica que Dios sabe los hechos del futuro, incluso el infinitamente largo futuro eterno. Con respecto al futuro, Dios frecuentemente dice por los profetas del Antiguo Testamento que solamente él sabe y puede declarar acontecimientos futuros. Leemos en Isaías:Yo soy Dios, y no hay ningún otro,yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí.Yo anuncio el fin desde el principio;desde los tiempos antiguos, lo que está por venir.Yo digo: Mi propósito se cumplirá,y haré todo lo que deseo ().
Dios frecuentemente dice por los profetas del Antiguo Testamento que solamente él sabe y puede declarar acontecimientos futuros. Leemos en Isaías:Yo soy Dios, y no hay ningún otro,yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí.Yo anuncio el fin desde el principio;desde los tiempos antiguos, lo que está por venir. Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo ().
Así que Dios de cierta manera está por encima del tiempo y es capaz de verlo todo como presente en su consciencia.
c. Dios ve los hechos en el tiempo y actúa en el tiempo.
Pablo escribe: «Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley» ().
Dios observó claramente y sabía exactamente lo que estaba sucediendo en su creación conforme los hechos se sucedían en el tiempo. Podemos decir que Dios observaba el progreso del tiempo conforme los hechos se sucedían en su creación. Entonces, en el momento apropiado, «cuando se cumplió el plazo», Dios envió a su Hijo al mundo.
No debemos pensar que Dios ve todos los acontecimientos como si se sucedieran al mismo tiempo, ni que no sabe la diferencia entre las cosas que sucedieron en 2000 a.C. (la vida de Abraham), en 1000 a.C. (la vida de David), en 30 d.C. (la muerte de Cristo), y en este momento.
Es evidente en toda la Biblia que Dios actúa dentro del tiempo y actúa diferente en diferentes puntos del tiempo.
Verdaderamente, el énfasis repetido en la capacidad de Dios para predecir el futuro en los profetas del Antiguo Testamento nos exige que nos demos cuenta de que Dios predice sus acciones en un punto del tiempo y luego actúa en un punto posterior del tiempo.
En una escala mayor, la Biblia entera, desde Génesis a Apocalipsis, es el historial de Dios y la manera en que ha actuado a través del tiempo a fin de dar redención a su pueblo.
Debemos, por consiguiente, afirmar ambas cosas: que Dios no tiene sucesión de momentos en su propio ser y ve toda la historia con igual viveza, y que en su creación ve la sucesión de eventos con el correr del tiempo y actúa diferente en diferentes puntos del tiempo.
Dicho de una manera más breve, él es el Señor que creó el tiempo y que lo gobierna y lo usa para sus propios propósitos. Dios puede actuar en el tiempo porque es el Señor del tiempo.
Aplicación:
Aplicación:
Esta es una mala noticia para los impíos, Dios es eterno y por tanto, los tormentos de ellos serán eterno. Mientras Dios viva, siempre estará castigando a los condenados. Un pecador se toma la libertad de pecar, quebranta las leyes de Dios como un animal salvaje, peca con avidez pensando solo en el momento y que se le acaba el tiempo, pero debe recordar que Dios es Eterno y el tendrá tiempo de sobra para arreglar cuentas con todos sus enemigos.
“y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.” (, RVR60)
Los dolores de la vida tienen limitaciones y pausas. pero los dolores del infierno son intensos, violentos y nunca terminan. Un alma condenada jamás dirá “Ahora tengo mas sosiego”
Hoy Dios mezcla gracia con el sufrimiento, pero el sufrimiento eterno será sin mezcla.
La eternidad es un mar sin fondo y sin orilla. Dios vive por siempre para tomar venganza.
Es además un consuelo para los creyentes el que Dios sea eterno. pues sus recompensas son eternas. La gloria que nos espera no acabará nunca. “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.” (, RVR60) Así como los impíos tendrán un gusano que no muere, los piadosos tendrán una corona incorruptible de gloria. “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.” (, RVR60)
Estudia la eternidad, nuestros pensamientos deberían enfocarse en ella. Todos deseamos en el presente algo de deleite para nuestros sentidos, pero ¿que es el momento comparado con la eternidad? El que Dios sea eterno debe habernos albergar pensamientos elevados sobre él. “Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.” (, RVR60). El Señor puede hacernos felices o desdichados eternamente. Pensar en el futuro eterno es un buen antídoto contra el pecado. Cada obra que hagamos promueve nuestra bienaventuranza eterna o nuestra desdicha eterna. Pensemos pues en la eternidad.
6. Omnipresencia.
6. Omnipresencia.
Así como Dios es ilimitado e infinito con respecto al tiempo, es ilimitado con respecto al espacio.
A esta característica de la naturaleza de Dios se le llama omnipresencia de Dios (el prefijo latino omni quiere decir «todo»).
La omnipresencia de Dios se puede definir como sigue:
Dios no tiene ni tamaño ni dimensiones espaciales, y está presente en todo punto del espacio con todo su ser, y sin embargo, Dios actúa diferente en diferentes lugares.
El hecho de que Dios es el Señor del espacio y no puede ser limitado por el espacio es evidente primero por el hecho de que él lo creó, porque la creación del mundo material () implica igualmente la creación del espacio. Moisés le recordó al pueblo el señorío de Dios sobre el espacio: «Al Señor tu Dios le pertenecen los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella» ().
a. Dios está presente en todas partes.
Sin embargo, hay también pasajes específicos que hablan de la presencia de Dios en todas partes del espacio. Leemos en Jeremías que el Señor dice: «¿Soy acaso Dios sólo de cerca? ¿No soy Dios también de lejos?… ¿Podrá el hombre hallar un escondite donde yo no pueda encontrarlo?… ¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra?» ().
Dios aquí está regañando a los profetas que piensan que sus palabras o pensamientos están escondidos de Dios. Él está en todas partes y llena cielos y tierra.
David expresa hermosamente la omnipresencia de Dios:¿
A dónde podría alejarme de tu Espíritu?¿A dónde podría huir de tu presencia?Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí.Si me elevara sobre las a las del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría,¡me sostendría tu mano derecha!()
No hay ninguna parte en el universo, ni en tierra ni en mar, ni en el cielo ni en el infierno, adonde uno pueda huir de la presencia de Dios
Debemos también notar que no hay indicación de que sencillamente una parte de Dios está en un lugar y otra parte de él en otro. Es Dios mismo que estaba presente dondequiera que David pudiera ir. No podemos decir que algo de Dios o solo una parte de Dios está presente, porque eso sería pensar en cuanto a su ser en términos espaciales, como si estuviera limitado por el espacio. Es más apropiado decir que Dios está presente con todo su ser en toda parte del espacio. Para nosotros es difícil imaginar eso, porque el ser de Dios es cualitativamente diferente de todo en la creación.
Debemos también notar que no hay indicación de que sencillamente una parte de Dios está en un lugar y otra parte de él en otro.
Es Dios mismo que estaba presente dondequiera que David pudiera ir. No podemos decir que algo de Dios o solo una parte de Dios está presente, porque eso sería pensar en cuanto a su ser en términos espaciales, como si estuviera limitado por el espacio. Parece más apropiado decir que Dios está presente con todo su ser en toda parte del espacio. Para nosotros es difícil imaginar eso, porque el ser de Dios es cualitativamente diferente de todo en la creación.
b. Dios no tiene dimensiones espaciales.
Si bien parece necesario decir que todo el ser de Dios está presente en toda parte del espacio, o en todo punto en el espacio, también es necesario decir que ningún espacio puede contener a Dios, por grande que sea.
Salomón dice en su oración a Dios: «Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!» (). Los cielos y los cielos más altos no pueden contener a Dios; ni el espacio más grande imaginable puede contenerlo (cf. ; ).
Debemos guardarnos de que Dios se extiende infinitamente en todas direcciones de modo que existe en una especie de espacio infinito e interminable.
Tampoco debemos pensar que Dios es algo así como un «espacio más grande» o un área más grande que rodea el espacio del universo que conocemos.
Todas estas ideas sitúan a Dios en términos espaciales, como si simplemente fuera un ser extremadamente grande. Más bien, debemos tratar de no pensar en Dios en términos de tamaño o dimensiones espaciales. Dios es un ser que existe sin tamaño ni dimensiones de espacio.
También debemos tener cuidado de no pensar que Dios es equivalente a alguna parte de la creación o a toda ella. El panteísta cree que todo es Dios, y que Dios es todo lo que existe.
La perspectiva bíblica es más bien que Dios está presente en toda su creación, pero también que es algo aparte de su creación.
¿Cómo puede ser esto?
¿Cómo puede ser esto?
c. Dios puede estar presente para castigar, sustentar o bendecir.
La analogía de una esponja llena de agua no es perfecta, pero útil. El agua está presente en todas las partes de la esponja, pero el agua sigue siendo algo completamente distinto de la esponja. Esta analogía no sirve en pequeños puntos de la esponja, en donde podríamos decir que hay esponja en alguna parte pero no agua, o agua pero no esponja. Sin embargo, esto se debe a que la analogía está tratando con dos materiales que tienen características y dimensiones espaciales, en tanto que Dios no las tiene.c. Dios puede estar presente para castigar, sustentar o bendecir.
La idea de la omnipresencia de Dios a veces es un problema para algunos que se preguntan cómo puede estar presente, por ejemplo, en el infierno. ¿No es el infierno lo opuesto de la presencia de Dios o la ausencia de Dios? Esta dificultad se puede resolver al percatarse de que Dios está presente de diferentes maneras en diferentes lugares.
Otra manera de entender esto es decir que Dios actúa en forma diferente en diferentes lugares de su creación. A veces Dios está presente para castigar, y pareciera que así es como Dios está presente en el infierno.
Un aterrador pasaje de Amós pinta vívidamente esta presencia de Dios juzgando:
Ni uno solo escapará, ninguno saldrá con vida.Aunque se escondan en lo profundo del sepulcro, de allí los sacará mi mano.Aunque suban hasta el cielo, de allí los derribaré.Aunque se oculten en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los atraparé.Aunque de mí se escondan en el fondo del mar, allí ordenaré a la serpiente que los muerda.Aunque vayan al destierro arriados por sus enemigos, allí ordenaré que los mate la espada. Para mal, y no para bien, fijaré en ellos mis ojos. ()
En otras ocasiones Dios está presente, no para castigar ni para bendecir, sino para sustentar, o para mantener el universo en existencia y funcionando de la manera en que él propuso que funcionara. En este sentido la naturaleza divina de Cristo está presente en todas partes: «Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente» (). El autor de Hebreos dice que Dios Hijo (continuamente) «sostiene todas las cosas con su palabra poderosa» ().
Sin embargo, en otras ocasiones y lugares Dios está presente para bendecir. David dice: «Me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha» (). Aquí David no habla de la presencia de Dios para castigar ni solo para sostener, sino de la presencia de Dios para bendecir.
Aquí debemos reconocer que podemos usar las mismas palabras de diferentes maneras. A veces cuando hablamos de que Dios está «presente» simplemente queremos decir que su ser es omnipresente en el universo. Pero en otras ocasiones cuando decimos que Dios está «presente» queremos decir que está presente para dar bendición, o darle a su pueblo una conciencia positiva de su presencia. De hecho, la mayoría de las veces en que la Biblia habla de la presencia de Dios se refiere a la presencia de Dios para dar bendición. Por ejemplo, así es como debemos entender la presencia de Dios sobre el arca del pacto en el Antiguo Testamento.
Leemos del «arca del pacto del Señor Todopoderoso, que reina entre los querubines» (; cf. ), que es una referencia al hecho de que Dios dio a conocer su presencia y actuó de una manera especial para bendecir y proteger a su pueblo en el lugar que había designado como su trono, es decir, el lugar encima de las dos figuras de oro de los seres celestiales («querubines») que estaban sobre la tapa del arca del pacto.
No es que Dios no haya estado presente en todo otro lugar, sino más bien que dio a conocer su presencia de manera especial allí y allí manifestó de manera especial su carácter y dio bendición a su pueblo. Es en este sentido que los autores bíblicos por lo general se refieren a la «presencia» de Dios.
En una expresión paralela, cuando la Biblia habla de que Dios estaba «lejos» por lo general quiere decir que «no está presente para bendecir». Por ejemplo, dice: «Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios», y declara: «El Señor se mantiene lejos de los impíos, pero escucha las oraciones de los justos». Estos versículos no quieren decir que Dios no esté allí de ninguna manera, sino que no está allí para dar bendición al pueblo y dar evidencia de su presencia.
En resumen, Dios está presente en todas partes del espacio con todo su ser, y sin embargo, Dios actúa en forma diferente en diferentes lugares. Es más, cuando la Biblia habla de la presencia de Dios por lo general no se refiere a su omnipresencia en todo punto, ni a su presencia para castigar o sustentar. Más bien, por lo general quiere indicar su presencia para bendecir, y es totalmente normal que nuestro hablar se ajuste al uso bíblico.
Herman Bavinck, en The Doctrine of God, cita un hermoso párrafo que ilustra la aplicación práctica de la doctrina de la omnipresencia de Dios:
Cuando usted quiere hacer algo malo, se retira del público a su casa donde ningún enemigo puede verlo; de estos lugares de su casa que están abiertos y visibles a los ojos de los hombres usted se aleja a su propio dormitorio; incluso en su cuarto uno teme algún testigo de otro sector; se retira a su propio corazón, y allí medita: él está más interno que su corazón. Adondequiera, por consiguiente, que usted haya huido, él está allí. De usted mismo, ¿adónde puede huir? ¿No se seguirá usted mismo adondequiera que huya? Pero puesto que hay uno más dentro incluso que usted mismo, no hay lugar donde usted pueda huir de un Dios colérico sino a un Dios reconciliador. No hay absolutamente ningún lugar adonde usted pueda huir. ¿Va a huir de él? Huya hacia él.